Durante los últimos quince o veinte años se han desarrollado a mi alrededor algunas dinámicas relacionales muy interesantes debido a mis perspectivas acerca de la Verdad del Reino.
Conozco personas en ambientes eclesiásticos tradicionales (a falta de un mejor término) que apenas si cruzan alguna palabra conmigo; pensé que ellos eran mis amigos, pero ¿cuál fue mi crimen ante sus ojos? Mi asociación con personas “desarraigadas de cualquier iglesia” en el movimiento emergente u orgánico de las iglesias por las casas que han abandonado sus iglesias. Cabe señalar en este punto, que no incluyo en el grupo de los “desarraigados” a aquellos hermanos que simplemente son personas heridas y reaccionarias que tienen problemas para “someterse a la autoridad”.
También conozco a personas en el movimiento de iglesias emergentes, orgánicas, o como se les conoce “por las casas”, que pensaba que eran mis amigos, pero que ahora apenas me hablan; ¿cuál fue mi ofensa? Sigo relacionándome con personas y líderes en estructuras eclesiásticas tradicionales; simplemente no descarto a mis hermanos del cristianismo organizado como miembros de la supuesta “ramera de Babilonia”. Desafortunadamente, estos hermanos, piensan que soy un tolerante “de lo que no debería tolerar” por seguir relacionándome y sirviendo a aquellos en expresiones tradicionales.
~ Oh feliz día ~
Mi experiencia personal es sólo un ejemplo de un fenómeno común en la iglesia: La polaridad. Construir relaciones auténticas en el Reino no es para los débiles de corazón, los sensibles, los psicológicamente frágiles o los que se ofenden fácilmente.
La Polaridad del Reino
La polaridad puede ser negativa o positiva (no pude resistirme a esta última). Si la polaridad significa permanecer a las orillas opuestas del Río de la Vida, lanzándose bombas de verdad unos a otros, eso no es algo que deberíamos considerar como algo “bueno”. El resultado habitual de una atmósfera en la que vuelan “bombas de la verdad” es un grupo de personas paradas alrededor de un agujero sin fondo, mirándolo fijamente. No hay nada realmente espiritual ahí.
Sin embargo, si la polaridad representa el misterio de la verdad del Reino en la vida, sus valores, sus virtudes, los énfasis, las prioridades y las perspectivas del mismo… eso es algo bueno. Necesitamos entender que la vida y la unidad del Reino se encuentran en la presencia de nuestras polaridades, no en su eliminación u homogeneización.
No existe tal cosa como un imán positivo-positivo. Un imán tiene polos positivo y negativo. Sólo es útil mientras persistan los polos opuestos. Un imán positivo-positivo es sólo un trozo de metal. Sin polaridad, un imán pierde su poder y propósito… no atrae nada. Sin polaridad, la Iglesia pierde su poder y propósito y no atraerá nada.
Imagínese a dos personas remando en una canoa. Si ambos intentan amontonarse en el mismo extremo de la canoa, ésta se hundirá. El funcionamiento seguro de la canoa requiere que estén en extremos opuestos. La vida depende de que cada uno mantenga su posición. El desafío es remar en la misma dirección y en sincronía, y esto, no es un desafío menor.
El Espectro del Reino
La Verdad del Reino es absoluta. Sin embargo, nuestra comprensión y aplicación de él tiene un cierto alcance, siempre es un trabajo en progreso, que refleja nuestro momento en el tiempo y, con suerte, se dirige hacia una mayor comprensión de Cristo y de Él crucificado. La totalidad de la Verdad está en la totalidad del Cuerpo, no en ningún individuo o ministerio singular. Pablo dijo que “tenemos la mente de Cristo” (3ª persona del plural), no yo, ni el pastor, ni el predicador superestrella de la televisión.
Nos necesitamos unos a otros, incluso en nuestras diferencias. Tengo convicciones sobre muchos temas que compartiré sin disculpas y con pasión desde mi lugar en el alcance que tengo del Reino. Cada uno de nosotros no puede hacer menos. Sin embargo, entiendo que no represento a todo el bosque y que no todos los árboles del bosque se parecen a mí. El espectro, el alcance de comprensión que tenemos de la verdad del Reino significa que, en cualquier momento dado, los individuos pueden estar en diversas etapas de crecimiento de vida en relación con el Señor, entre sí y con diferentes aspectos de la verdad de Su Reino.
Esto es especialmente cierto en el caso de ideas nuevas o emergentes respecto a metodologías o énfasis alrededor de la iglesia y su práctica. Llegar a la verdad del Reino sobre nuestras prácticas o lo que “debe ser” es un proceso de destilado, ¡La destilación puede llevar tiempo y va acompañada de aromas desagradables! ¡El olor a construir relaciones mientras se establece la verdad puede ser como el vestuario de hombres después de un partido de fútbol en tiempo extra! El aroma de “los hermanos lo resuelven” muchas veces no es agradable, pero el fruto de la victoria lo vale. El sudor es dulce si estás involucrado en el juego (Mt. 18:15-35).
Todos nosotros, sin excepción, procesamos el Reino de Dios a través de la lente de los dones que hemos recibido, nuestras experiencias colectivas que traemos al momento, la medida del carácter de Cristo que se ha desarrollado en nosotros y dónde “estamos” en el camino. Ninguno de nosotros es completamente objetivo. Percibimos la verdad de Dios y de Su Reino desde el lugar que ocupamos actualmente en el espectro de Su vida, y está bien hacerlo.
Cuando alguien descubre algo nuevo o vivificante en las Escrituras o en su relación con Cristo, es parte de la naturaleza humana entusiasmarse con ello y asumir que el entusiasmo debería ser la norma para todos. También es normal pensar que el lugar que uno ocupa actualmente en el espectro es “el mejor” y desear que todos los demás estuvieran o deberían estar en el mismo lugar. Sin embargo, esperar que todos estén en el mismo lugar y con los mismos valores es como amontonar a todos los que reman en el mismo extremo de una canoa, ¡pero esto no ayuda a nadie!
Alguien en el extremo opuesto de la canoa no está necesariamente “equivocado”. Simplemente actualmente tienen una postura diferente en el espectro de la vida del Reino. La pregunta no es quién tiene razón y quién no, sino ¿estamos permaneciendo en la Vida y llevándola a quienes nos rodean, dondequiera que estemos en la comprensión del Reino? ¿Qué se necesita en este momento para manifestar la vida de Cristo? Eso es lo que es “correcto”.
No nos convertimos porque teníamos pensamientos y comportamientos correctos, sino porque Él dio su vida por nosotros y nos presentó a Sí mismo mientras aún estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Olvidamos esto muy fácilmente y sufrimos relacionalmente por ello.
Lo emergente y lo último
Los seres vivos nunca parecen completamente desarrollados; surgen y crecen. Aquellos de nosotros conectados hacia las cosas esenciales (yo y otros como yo) podemos tender a no estar nunca satisfechos con lo que vemos o sentimos, por lo que deberíamos y debemos perseguir esas cosas esenciales, pero en esa búsqueda no debemos pasar por alto lo que está emergiendo. Si salgo a caminar por el jardín todos los días inspeccionando el césped que acabo de plantar, nunca tendré césped. ¡Estaré pisando todo lo presente! Y al estar buscando incesantemente lo esperado, en el proceso… ¡estoy matando lo esperado!
Siempre habrá tensión entre lo que es y lo que podría ser, esa es la polaridad del Reino que se encuentra en la verdad del Reino. Las personas proféticas (demasiado generalizadas) tienden a centrarse en lo que podría ser a expensas de lo que es: “¡Las cosas están terribles, Dios dice que debemos ARREGLARLO!” Las personas pastorales (demasiado generalizadas) tienden a centrarse en lo que es, a expensas de lo que podría ser: “Las cosas son maravillosas, Dios dice: DÉJENLO TAL CUAL”. Ambas son ciertas y ninguna es cierta al mismo tiempo.
La tensión entre lo real y lo ideal estará con nosotros hasta el fin de los tiempos. La gente contenta con la realidad actual necesita poner un poco de “entusiasmo y esfuerzo” a su paso; por otro lado, las personas descontentas y que tienden a pensar en el escenario ideal necesitan respirar profundamente y aceptar hasta dónde nos ha traído el Señor. El Espíritu Santo es un experto en supervisar este proceso de ajuste. Él se encarga de que el Calvario sea apropiado y aplicado a las personas en ambos polos del espectro, y a todos los lugares de descanso intermedios.
Palomas, carneros y toros
Recientemente me acordé de algunos detalles de las ofrendas del Antiguo Pacto que podrían tener aplicación a este tema. La tipología del Antiguo Pacto no es exactamente uno de mis esfuerzos favoritos, así que, para mí, esta es una meditación única.
En el sistema levítico había diferentes tipos de holocaustos. Versión corta: tórtolas (palomas), carneros y bueyes (toros). Algunas ofrendas levíticas estaban estrictamente prescritas, mientras que otras eran flexibles. La economía de Dios incluía tener en cuenta las capacidades de las personas; es decir, lo que podían ofrecer. No había una ofrenda correcta y una ofrenda incorrecta per se. La ofrenda de una tórtola no era inferior en calidad ni en espiritualidad a la de un buey.
Si en un Pacto, basado en promesas inferiores, como en el caso del pacto mosaico, este era el caso, ¿cuánto más debería existir un espíritu de aceptación y adaptación para guiar nuestras interacciones entre nosotros, ahora que vivimos bajo un mejor Pacto? Recordemos que el Nuevo Pacto, según la carta a los Hebreos, el Pacto en Cristo, es un Pacto basado en promesas mayores.
Es ilegítimo para aquellos de nosotros que podemos tener la capacidad de “toro”, o que podríamos estar en la cima del espectro en un tema o en el desarrollo de un tema o problemática, exigir que las personas que pueden estar en “la etapa de paloma” de las cosas, “produzcan” algo más grande o más “perfecto” a nuestro gusto. No es necesario y Dios no lo espera. Su capacidad de “paloma” es tan aceptable como nuestro toro. La cuestión es el ámbito de la vida o de la muerte, no el bien o el mal. Una ofrenda de paloma no es “mala”, es sólo una medida de vida para esa persona, en ese momento de su comprensión de la verdad del Reino.
El espectro de la paloma al buey se aplica en múltiples niveles: Desarrollo personal, relaciones, vida corporal y problemas emergentes. Necesitamos darnos espacio unos a otros para estar en diferentes lugares de desarrollo y en la transición de paloma a toro. Si alguien más ve o vive en un lugar de paloma en el espectro, ¿quién soy yo para decir que debería ser diferente? Yo era como ellos, alguna vez en algunas áreas, ¡y en otras todavía lo soy! Dios no exige de nosotros lo que no se nos ha dado ver. No deberíamos exigirnos unos a otros menos
Amor y Servicio
Si pretendo ser un creyente maduro, iluminado o vencedor, mi responsabilidad no es tratar de obligar a otros a subir al borde de la canoa donde me encuentro en el Reino para “iluminarlos” con mi conocimiento bíblico superior. Mi llamado en Cristo es asumir la carga de lo que percibo como debilidades, deficiencias y defectos de los demás. Puede que ni siquiera sean debilidades o deficiencias, sino simplemente un lugar diferente de descanso de la vida a lo largo del espectro del Reino.
Si afirmamos ser espiritualmente maduros, si profesamos tener una visión “de vanguardia”, el mandato de nuestro Reino no es iluminar a otros con nuestras profundidades, sino ser un vaso de gracia y vida en medio del olor a muerte de otros y en su debilidad –para su bien. Su mundo no me afecta, sino que “absorbo la muerte” (en cualquier forma: de menor a mayor, de lo espiritual a lo natural) –para su bien. Me convierto en el fertilizante para su progreso fuera del ámbito de la muerte. (Col.1:24) Pablo lo dijo así a un pueblo por el cual dio su vida que lo rechazaba:
“La muerte obra en mí, pero la vida en ti”.
(2ª. Cor. 4:10-12)
“Por lo tanto, con mucho gusto me desgastaré y seré desgastado por ti, aunque por ello sea menos amado”.
(2ª. Cor. 12:15)
Resumen
El lugar de otra persona en el espectro del Reino no es una limitación de mi capacidad para amarla y servirla. No tengo que cambiar su polaridad ni ponerlos en mi extremo de la canoa para amarlos y servirlos, a menos que me prohíban servirles.
Si el castillo de su alma se cierra, se levanta el puente levadizo y se arman las almenas, y así, no podré servirles. Incluso mi acercamiento sincero probablemente será malinterpretado como una amenaza: Un intento de apoderarse de su castillo o un intento de traerlos a mi lado de la canoa.
Aun así, cuando el servicio no es posible, el amor permanece. Todavía puedo esperar fuera de su castillo (mantener algún grado de relación) hasta que el Espíritu Santo les permita bajar su puente levadizo e invitarme a su corazón. Mi percepción de su “estado” no debe limitar cómo se manifiesta Su amor a través de mí. Nada ni nadie puede limitar el río del amor de Dios en mí. Sólo yo, en mi necedad, puedo limitar eso.
El amor y el servicio son eficaces todo el tiempo. El amor nunca falla.
La Verdad del Reino en Ingles
Por Steve Crosby