¿Es nuestra salvación una transacción o un regalo? Si es un regalo porque la enseñamos como una transacción?
PREGUNTA
Empecé a leer su libro “Un Dios más parecido a Cristo”. Estoy completamente de acuerdo contigo. Sin embargo, me quedo un tanto atascado en ciertas partes debido al lenguaje teológico que usted usa. En Facebook, usted utilizó el término “retribución transaccional“. ¿Me podría decir a qué se refiere con esto?
RESPUESTA
Sí, en Facebook, publiqué estas afirmaciones:
La gran revelación del “Corazón de Padre” continúa enfrentando resistencia desde las plumas y los púlpitos de sus muchos estimados maestros, donde aún no ha penetrado su compromiso con la retribución transaccional en sus paradigmas respecto a Dios, expresadas en sistemas dogmáticos acerca del pecado original, de la sustitución de la imputación penal del pecado y del tormento consciente y eterno.
Mientras persistan estos errores, seguirán obstaculizando la total confianza en el Padre y la intimidad con Él; las partes más rotas de nosotros que más necesitan el amor de nuestro Abba (Papá) no se pueden rendir a la bondad amorosa del Amor perfecto si se les ha enseñado a creer que ese mismo Ser Divino sólo puede ser satisfecho a través de la ira violenta o el tormento eterno.
Si, eso fue un poco fuerte, pero déjenme explicar de dónde saco todo esto:
La idea aquí es que, en el occidente latino, los teólogos (formados como abogados), como Anselmo y Juan Calvino e incluso Martín Lutero, concibieron la Cruz a través de lentes legales y metáforas judiciales (aplicables en los tribunales); de modo que se imaginaron el proceso de la salvación como una transacción contractual, un mecanismo legal que Dios mismo necesitaba satisfacer primero de manera que Él pudiera sentirse libre para perdonar (o, de otra manera, Él no sería justo).
Qué lejos está esto de la revelación (del profeta Oseas o de Romanos 5, por ejemplo) de que, en Cristo, Dios es y siempre ha sido libre para perdonar. La cruz no es un pago requerido (una transacción), en vez de ello, es un verdadero acto de perdón, una absolución total y real.
Pero esto se pone peor: En el modelo de Anselmo, la transacción requería al menos la perfecta obediencia de Cristo, pero a partir de Calvino, la transacción en sí misma puede pagarse únicamente a través de la moneda de la *retribución*, es decir, la necesidad de satisfacer la ira infinita de Dios por medio de un castigo violento (definido como algo que hace daño). Esto convierte a la Cruz en un acto de la justicia del ojo por ojo (es decir, ¡venganza legalizada!), donde la ofensa es infinita y también debe serlo el castigo, que solo puede ser obtenida a través de la tortura y la muerte, física y espiritual, del Hijo Infinito.
Esta fue la lógica de la sustitución penal popularizada por John Calvin, Jonathan Edwards, J.I. Packer, R.C. Sproul… y por MI, en mi tesis de maestría (de 1988).
El problema es, que esto no habla únicamente del perdón; es el apaciguamiento de la Ira Divina, lo que NT Wright dice que (en su obra titulada “El día que Comenzó la Revolución”), “paganiza” el evangelio.
Por lo tanto, es tanto este evento es tanto transaccional como retributivo. Los maestros de los movimientos Neo-Reformados, como los de la Coalición por el Evangelio, no solo admiten esto, sino que lo exigen. No es una entre varias teorías históricas sobre la expiación; sino que esta posición se convirtió en su evangelio con la exclusión de todas los demás. Estar en desacuerdo con ello, es “predicar otro evangelio” y cuestionar el cristianismo de aquel que se atreve a sugerir algo distinto.
Pero también lo veo entre muchos de los “maestros de la gracia” de hoy en día, cuya insistencia en la gracia de Dios todavía se basa en el “sacrificio perfecto” de Cristo (¡es una transacción completa!), en lugar de verlo como “Dios en Cristo, reconciliando al mundo Consigo Mismo, [perdonando libremente], NO tomando en cuenta nuestros pecados contra nosotros; es decir, NO es Jesús ofreciendo un sacrificio de sangre para calmar la ira de su Padre. El sacrificio es ese acto de amor de alto valor en el que Dios se ofrece a Sí Mismo, en Cristo, al mundo… luego, incluso en nuestra animadversión, hostilidad y violencia, no obstante, extiende Su perdón y su salvación a TODO AQUÉL QUE CREE.
Los teólogos griegos, por el contrario, reconocieron que los pactos bíblicos nunca fueron contratos legales, sino que describen la relación matrimonial entre Dios y su Novia. Así que, cuando la esposa descarriada ha sido reconciliada, el gran Esposo mismo la estaba redimiendo del exilio y reconciliándose con ella para casarse con ella en el Nuevo Pacto, en el que Él reveló Su amor y su fidelidad inagotables. Ella regresaría a casa (similar al hijo menor de la parábola), junto al Esposo, el cual no necesita apaciguamiento, ni pago, ni castigo. Es un acto de pura gracia que conquista su corazón y que es, a la vez, una demostración de Su amor perfecto, mismo que ella con gozosa y voluntariamente regresa en reciprocidad: “Nosotros lo amamos, porque él nos amó primero”.
Entonces, en lugar de ver la salvación como una transacción que requiere retribución, tenemos a un “Dios que tanto amó al mundo que dio a su Hijo unigénito”, y al creer esto, experimentamos la vida bendita de la novia amada.
Para leer más acerca de esto, ver: https://www.ptm.org/salvation-three-perspectives-brad-jersak
BRAD JERSAK
El Dr. Brad Jersak (PhD), es el autor de, “Can You Hear Me?” [“¿Puedes escucharme?”] (sobre la ‘oración escuchada’). Enseña la materia del Nuevo Testamento en WTCtheology.org.uk, y es un editor principal en PTM.org.
La salvación en Ingles https://godsleader.com/is-our-salvation-a-transaction-or-a-gift/