La Lealtad Tenaz

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La lealtad tenaz es uno de los rasgos más valiosos del Reino; sin ésta, estamos perdidos en un mundo de desinformación y objetivos humanistas autodestructivos. La lealtad tenaz habla de la búsqueda de Cristo en la vida del creyente. Es el rasgo reconocible del comportamiento de quien ha encontrado el camino de Cristo y lo persigue tenazmente hasta el final.

Todos buscamos un significado en la vida; no importa si lo llamamos nuestro propósito o nuestro destino. Queremos encajar de alguna manera en este mundo loco porque nuestro Creador puso en todos nosotros el deseo de conocer a Dios. En el siglo XXI estamos rodeados de tradiciones humanas y opiniones de los hombres que llevan practicándose y creyéndose cientos de años. Nuestras cabezas están llenas de información mientras nuestros cuerpos muestran todos los signos de desnutrición (azúcar en la sangre, hipertensión, sobrepeso, entre otros muchos padecimientos). La Vida Cristo-céntrica es un viaje, y debemos tener una lealtad tenaz para encontrar y permanecer en aquello que verdaderamente saciará la sed y el hambre de nuestra alma.

Es triste, pero en el siglo XXI todos estamos dejando algo atrás; al principio, es como si estuviéramos ciegos. Sabemos que hay un Dios, pero hay tantas voces en el aire que es difícil escuchar las instrucciones que nos son dadas. Dios debe hablarle al espíritu que Él mismo, el Creador, puso en nosotros. Cuando el Creador toca Su creación ya no hay duda en nosotros. Como el pollito que reconoce a su madre y el cachorro ciego que sabe por instinto cómo encontrar la leche de su madre, así somos nosotros en este mundo. Necesitamos de una lealtad tenaz para aferrarnos y nunca soltar aquello que produce vida espiritual en nosotros.

Cristo es esa Vida, y llegar a ser a la imagen de Cristo es nuestro destino. Encarnar a Cristo en este mundo es nuestro propósito y nuestro significado sólo se encontrará en Él. Nada más satisfará verdaderamente nuestra hambre. La Escritura dice;

“…hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del

Hijo de DIOS, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de

CRISTO, para que ya no seamos niños fluctuantes, sacudidos por las olas y zarandeados por todo viento de doctrina en la maniobra tramposa de hombres

que emplean con maestría las artimañas del error, sino que hablando verdad en amor, crezcamos en todas las cosas en Aquel que es la cabeza, CRISTO, por

quien todo el cuerpo está siendo estructurado y unido por la provisión de cada

ligamento, y según la función sobrenatural de cada miembro, el crecimiento del cuerpo se realiza en amor para su propia edificación.”

(Efesios 4:13–16, BTX IV)

El Creador puso en todos nosotros la necesidad de pertenecer a una familia o comunidad antes de aceptar una creencia o una doctrina. Todos queremos ser amados y aceptados . A la gente hoy no le interesa lo que dice la Iglesia porque esta generación sabe cuándo se está jugando. Saben lo que hay detrás de esas cenas y actividades sociales gratuitas y pueden darse cuenta de que no se trata de un amor incondicional y que son parte de un proyecto. La gente quiere tener a quien seguir, pero sólo el amor de Cristo los atraerá. Debemos ser un claro ejemplo de nuestro modelo: Cristo, y enseñar con ese ejemplo Su amor incondicional por la humanidad. El sentido de pertenencia siempre viene primero, nada más conmoverá un corazón y le inyectará una lealtad tenaz por lo real; es decir, lo que verdaderamente llena y satisface al espíritu.

Hace poco atrapé una zarigüeya y cuando me acerqué vi que todos los bebés estaban prendidos a la madre de tal manera que se movían como uno solo; esta es una imagen del proceso de aquél que es un seguidor leal y tenaz de Cristo. El Espíritu Santo es la teta que debemos mamar y el cordón umbilical del que nunca nos desconectamos. Este es un viaje de por vida y algo que nunca se supera. Para nosotros existe la satisfacción interna, pero para quienes nos observan están los signos externos de crecimiento. Hay cambios externos visibles en el comportamiento y el carácter de aquellos que han estado ingiriendo a Cristo internamente. Todo lo demás es humo, luces, sonidos y espejos religiosos que no pueden producir una verdadera transformación.

Anteriormente mencioné, que a la gente le interesa más el satisfacer su sentido de pertenencia antes de aceptar las doctrinas y creencias que supuestamente deben aceptar y creer. Debemos tener cuidado con aquello a lo qué nos enganchamos en nuestra vida porque al final podemos estar ingiriendo aquello que no produce la vida de Cristo. Hay muchas maneras de pertenecer al error, como pandillas, sistemas religiosos y partidos políticos que te harán pasar por alto el pecado mientras adoptas su perspectiva. Incluso podemos encontrarnos construyendo nuestra propia Torre de Babel con alguna figura divina de una celebridad humana en la cima. Lo que todos estos grupos no pueden hacer es nutrirnos adecuadamente para que haya un crecimiento que produzca en nosotros la imagen de Cristo. Dios nos ayude a poner nuestra confianza y nuestra lealtad tenaz en Sus manos.

Quiero discutir dos errores específicos que he observado en este viaje de vida. Primero está el error de “Beberé cualquier cosa que tenga a Jesús en la etiqueta”. Estas personas siempre anteponen el conocimiento al carácter. Suelen ser elitistas y orgullosos de lo que “saben”, pero su vida personal es un desastre. Han cambiado la Persona de Cristo por un método o una doctrina. Lamento decir que conozco personalmente a un puñado de ellos que terminaron en instituciones mentales. Algunos de ellos están hoy dando vueltas causando división y están tomando medicamentos para la ansiedad. Son ejemplos verdaderamente pobres de la vida de Cristo.

El otro es “beberé de todo lo que el mundo llama espiritual”. Creen que cuando se trata de Dios, todos los caminos conducen a Roma. No se le da preferencia al Señor Jesús, sino que simplemente se le agregan elementos a su plétora de conocimientos religiosos. Están enfermos y no lo saben porque comen cualquier cosa. Impulsados por el orgullo como base, se consideran pensadores profundos debido a “su aceptación de toda verdad”. La vida de Cristo no es una religión que se debe obrar sino un estilo de vida que nos transforma. La verdad (Sana Palabra) no es una doctrina sino es una Persona y Su nombre es el Señor Jesucristo.

Los dos ejemplos anteriores te descarrilarán y te llevarán por un camino de autodestrucción.

Cómo Evitar el Error con Tu Lealtad Tenaz

No hay nada individual en la fe cristiana. Nosotros que somos seguidores de Cristo somos todos “Adelphos”. En griego significa que somos compañeros de útero porque bebemos diariamente de la misma vida que produce el alimento, el cual es Cristo mismo. La lealtad tenaz nos ha ayudado a todos a unirnos unos a otros para producir una familia o una comunidad de seguidores de Cristo en este viaje que dura toda la vida. La vida cristiana no se puede vivir fuera de una expresión local del Cuerpo de Cristo. La verdadera Ekklesia (los llamados a salir fuera de este mundo) es el útero que nos protege de la locura del mundo que nos rodea. Todos necesitamos que esta comunidad modele el camino que tenemos ante nosotros y nos haga retroceder cuando nos salgamos por la tangente.

¿Dónde estás en este viaje? Sólo Cristo produce un crecimiento saludable en Su Cuerpo. La prueba es la transformación diaria que nos moldea en la naturaleza y carácter de Cristo. Mi oración es que pongas tu lealtad con toda tenacidad en Cristo y sólo en Cristo expresado en Su Cuerpo.

Con mucho amor,

José L. Bosque

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