La iglesia de Jesucristo necesita una postura de amor. Voy a decirlo de la manera más clara posible.
Cada día oro a Dios para que me dé un amor genuino por todas las personas, independientemente de sus preferencias sexuales y las decisiones que toman en su privacidad, así como el uso que hacen de sus libertades individuales. Es mi deber amar a todos los hombres y mujeres porque es un mandamiento divino que apunta a un Dios que se autodefine como amor, entre otros atributos personales, que están en perfecto equilibrio.
No tengo en lo personal nada en contra de los homosexuales, travestis, bisexuales y cualquier persona que como resultado de su autopercepción, se vea de una manera diferente a lo que yo percibo, partiendo de la realidad objetiva, las evidencias comprobables según la ciencia, el sentido común y en mi caso, además, las enseñanzas de las Palabra de Dios sobre lo que está bien o mal. La cual es la autoridad incuestionable y definitiva para mí y que no depende de de nada de lo citado anteriormente.
Pero curiosamente en cuestiones de fe, los creyentes también caminamos en un terreno igualmente cuestionable. Porque si bien es cierto que la fe es razonable y puede ser defendida con argumentos filosóficos, lógicos si se quiere y desde una apologética fundamentada. Seamos honestos. Creer que existe un Dios invisible, Creador de los cielos y la tierra, dador de la vida, que se ha revelado a la humanidad y les ha impuesto soberanamente un sistema de mandamientos resumidos en un libro sagrado y un Salvador, que al mismo tiempo es Dios, nacido de una virgen, por medio del cual los seres humanos pueden encontrar la salvación, la vida eterna y librar sus almas de la condenación, suena interesante para los hombres y mujeres de fe, pero no deja de ser fantasioso desde la óptica de un incrédulo. Y lo curioso y loable es que nuestro argumento más fuerte al final de todo discurso apologético es la fe. Cuando decimos: Yo lo creo por fe, esa frase le ponen fin a nuestros esfuerzos por convencer a un no creyente de que lo que creemos es verdad, más allá de cualquier evidencia o lógica humana.
Si aparecen dinosaurios enormes, la fe nos basta, si muchas de nuestras creencias no son tan originales como creíamos, nuestra fe nos basta. Si la ciencia intenta desmentir algo que creemos según las Escrituras, siempre tenemos la esperanza de que Dios nos dará una salida elegante a todo aquello que creemos por fe, más allá de una lógica y de la razón y sus límites lógicos. Y así creemos que Jesús multiplicó panes y peces, camino sobre el agua, resucitó, nació de una virgen sin necesidad de un espermatozoide y muchas cosas más que aceptamos por la fe, y que aún cuando discrepan con nuestra razón, las aceptamos porque quedaron recogidas en la Biblia y tiene que ser verdad más allá de toda duda y porque nuestra fe nos basta.
Por qué mantengo una postura de amor y digo esto? Porque los homosexuales creen que son lo que son. Ellos también tienen una fe humanista en la manera en que se sienten más allá de la lógica humana o de la ciencia o de su proclividad y sus gustos o inclinaciones. Y en el campo de la fe o de la percepción de la realidad, tanto los unos como los otros tenemos derecho a creer por las evidencias o a pesar de ellas. Y eso debe quedar claro porque tal pareciera, que de pronto a los creyentes no se nos pueden aplicar los mismos argumentos que a una persona que cree que es algo que no es. O sea, que si digo, siendo biológicamente un varón, que me siento como una mujer, quedó descalificado por las evidencias científicas y por la biblia. Pero si digo que como creyente estoy lleno del Espíritu Santo, que Dios es mi padre, que tengo vida eterna y que voy al cielo cuando muera, porque esa es mi fe, basada en un libro que considero sagrado y mi experiencia personal, esa verdad no depende las evidencias científicas y es validadas al margen de toda razón y lógica humana porque lo creemos así y eso nos basta.
Que trato de decir con este escrito que dejó de ser tan claro como quería.
Que la gente no elige ciertas cosas porque si. Y que a pesar de lo que creemos y de lo que está bien o mal según nuestra fe en Dios. Jesús nos llamó mantener una postura de amor hacia nuestro prójimo como a nosotros mismos. Amarlo de verdad y no desde la razón o condicionados por su autopercepción. No podemos armar a las personas para que sean como esperamos que sean o en dependencia de cómo se ven a si mismas. Las amamos porque Dios las amó primero. Se aman porque el amor cubre multitud de pecados y porque la historia del buen samaritano nos confronta hasta los huesos sobre nuestra hipocresía, selectividad y religiosidad crónica.
Ese buen samaritano podía ser perfectamente un homosexual. Y el sacerdote y el levita, cualquiera de nosotros o quién sabe si el hombre junto al camino. Sabemos que, según las Escrituras, la homosexualidad es pecado. Pero la murmuración, el chisme, la mentira, el rechazo, el orgullo, la soberbia, los prejuicios, el egoísmo y el fanatismo también. En Apocalipsis 21:8 los cobardes son los primeros que se mencionan que serán echados al lago de fuego, no los homosexuales.
Lo que trato de decir es que examinemos nuestro corazón y seamos honestos. Tenemos una postura de amor que nos mueve a amar la comunidad LGBTIQ+ a hacer lo que hacemos o solo nos preocupa proteger a nuestra familia de la ideología de género?
Creo que en Cuba hemos hecho más teología sobre la homosexualidad que los intentos por hacerles saber a esas personas cuánto Jesús les ama. Lo sé porque he sido parte del cristianismo durante casi toda mi vida y no recuerdo escuchar a casi ningún maestro o pastor hacer énfasis en la importancia de amar a esas personas. Pero si escuché muchas veces que los homosexuales y demás personas con una sexualidad al margen de las escrituras, irían al infierno por su conducta desviada. Me preguntó si en el fondo eso es lo que desean los cristianos o si el amor de Jesús nos alcanza para salir a buscarlos y verlos como lo que son, personas necesitadas del amor y la misericordia de Díos.
Me preguntó, si decir que defendemos a la familia o al diseño original no es una cortina de humo para ocultar una forma solapada de rechazo que no queremos aceptar. Lo digo porque a veces veo y siento que nos interesa más el dogma que el individuo. Es más importante el diseño original, la identidad, que ese homosexual o esa lesbiana que va a morir sin conocer el amor de Dios, en buena medida, porque aquellos que pueden amarlos con el verdadero amor, solo están a favor del diseño original.
Que lindo se oye cuando decimos que nuestro problema no es con los homosexuales, que es con la ideología de género. Que coherente suena la idea de que nos nueve el amor por la familia y por nuestros hijos. Pero me sigo preguntando, si estamos plenamente seguros de que el término homofobia, que de por sí es ridículo y mal concebido, no nos toca más allá de lo que pueda significar conceptualmente hablando.
Solo quiero recordar que el amor es lo que nos toca mostrar a nosotros. El juicio, la venganza, la condenación son tarea de Díos. Es pecado la homosexualidad? pues claro. Deben arrepentirse los que practican tales cosas? así es. Es verdad la Palabra de Dios? si y mil veces si. Pero el amor es el vínculo perfecto, el camino más excelente y la misericordia siempre triunfa sobre el juicio, ahí está la historia de la mujer adultera como un ejemplo claro. Que no se nos olvide que Dios no hace acepción de personas y que nosotros estamos llamados a mantener una postura de amor hacia todos los hombres, aún a nuestros enemigos.
Seamos conocidos por reflejar un amor que rompa todos los esquemas. Un amor que trastorne al mundo y que sea igual que nuestras creencias, incomprensibles a la lógica humana y sobrenatural. A fin de cuentas, sin ser homosexuales, muchos de nosotros íbamos a terminar separados igualmente de la gloria de Dios por nuestra incredulidad y nuestro pecado. En el infierno habrán seguramente homosexuales, idólatras, hechiceros, asesinos. Pero también falsos cristianos, líderes de adoración, maestros de la biblia y líderes de ministerios, por la misma razón, no haber nacido de nuevo. Lo que nos llevará allí es el pecado que tendrán todos en común, desechar al hijo de Dios, que murió en una cruz y resucitó por amor a todos los hombres.
Yo también estoy a favor del diseño original pero mantengo una postura de amor. Pero si eres homosexual o cualquier otra definición basada en tus preferencias sexuales y emocionales y estás leyendo esto. Quiero que sepas que si no soy capaz de amarte tal como eres ahora y demostrarlo con hechos concretos, mi teología no sirve y mi cristianismo es una farsa. Así de simple.
Yunier Enriquez Cordero.
Habana Cuba